
En las últimas semanas, la administración de Donald Trump ha puesto nuevamente a Venezuela en el centro de su agenda internacional. Las medidas no solo apuntan contra Nicolás Maduro, sino también contra lo que EE. UU. denomina el Cartel de los Soles, una red de narcotráfico integrada –según Washington– por altos mandos militares y civiles del régimen venezolano.
El contexto
Venezuela ha sido señalada desde hace años como un punto estratégico en las rutas del narcotráfico. Sin embargo, bajo Trump se ha escalado el discurso y la acción, pasando de sanciones económicas tradicionales a un enfoque militar y de seguridad nacional.
Las principales medidas
- Designación terrorista: El Cartel de los Soles fue catalogado como entidad terrorista global. Esto abre la puerta a sanciones financieras y persecución internacional.
- Recompensa por Maduro: El Departamento de Estado duplicó la recompensa por su captura, reforzando la acusación de “narco-terrorismo”.
- Presión económica: Cancelación de licencias petroleras, aranceles contra países que compren crudo venezolano y sanciones secundarias buscan asfixiar las fuentes de ingreso del régimen.
- Operaciones militares: Buques y marines desplegados en el Caribe, junto con ataques a embarcaciones sospechosas de narcotráfico, marcan un salto hacia la acción directa.
- Política migratoria: Uso de la Alien Enemies Act para acelerar deportaciones de venezolanos vinculados a bandas criminales como el Tren de Aragua, algo sin precedentes en la historia reciente.
¿Estrategia efectiva o riesgo calculado?
Aquí surge la pregunta clave: ¿estas medidas realmente atacan el corazón del narcotráfico o son una estrategia política que mezcla seguridad, control migratorio y presión geopolítica?
- Efectividad limitada: Los expertos señalan que el narcotráfico es una red transnacional que no se resuelve con sanciones ni despliegues navales aislados.
- Impacto humanitario: Las sanciones suelen golpear más a la población que al poder político, profundizando la crisis social y migratoria.
- Escalada militar: Operaciones armadas en aguas internacionales elevan el riesgo de confrontación directa con Venezuela, algo que podría desestabilizar aún más la región.
- Uso político interno: La narrativa de “mano dura” contra Maduro y el narcotráfico puede reforzar la imagen de Trump como líder fuerte, especialmente de cara a la política interna en EE. UU.
Conclusión
Las políticas de Trump hacia Venezuela muestran una mezcla de guerra contra las drogas, estrategia de presión internacional y cálculo político interno. Mientras tanto, para Maduro, estas acciones se convierten en un recurso para denunciar “agresión extranjera” y consolidar su narrativa de resistencia.
El resultado: un tablero geopolítico cada vez más tenso donde, una vez más, la población venezolana queda atrapada entre sanciones, represión interna y un conflicto que trasciende las fronteras.
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